martes, noviembre 7

DEGENERACION SOCIAL..., D’GENERACION TOTAL

Es sábado, son las ocho de la noche y la familia como llamada por una fuerza usual, se va reuniendo en la sala frente a ese aparato que irradia imágenes y sonidos, esa caja electrónica que como un imán enfermizo domina la conciencia de los allí presentes; todos miran atentos el contorneo frenético, erótico y antiestético de los personajes que al sonido esperpéntico y desafinado se muestran como eufóricos y embriagados por la “música de moda” el reguetón (reggaeton), perreo o ridiculez exagerada de una melodía latina; la niña salta del sillón y trata de seguir el paso sinuoso de aquella secuencia, los padres la festejan y le dicen que la inscribirán en una academia de aquel baile y le comprarán su CD de Mc Francia, de Don Omar y no se que otros nombres incomprensibles. Me detengo de la emoción del momento y despierto de tan insano embeleso, luego medito y pienso que “sin querer queriendo” casi me envuelvo en ese desastre y entre tanto, trato de comparar absurdamente o talvez de encontrar alguna semejanza con el ESPERPENTO de Ramón María del Valle-Inclán, aquel género literario teatral de principios del siglo XX, que se caracterizaba por buscar una deformación sistemática de la realidad, intensificando los rasgos grotescos y absurdos, y mostraba una degradación de los valores literarios consagrados; que para el caso de la música casi tiene el mismo trato, aunque de forma irresponsable.

Nunca podría llamarse música a un sinfín de sonidos y bulla al compás de una batería electrónica que robotiza; tampoco a composiciones repetitivas de estribillos groseros y líbicos. Música señores es, un conjunto de melodías acompasadas que entrelazadas producen sensaciones auditivas hermosas, con contenidos románticos, vivencias o pasajes de la vida. Tampoco se puede decir que estos grupillos de escándalos sonoros hacen “conciertos”. Tremendo resultó el que dice fue dado por nuestra primera casa superior de estudios, la Universidad Mayor de San Marcos, convertida en un “chupodromo” y estacionamiento de la peor tragedia musical de los últimos tiempos.

Podemos darnos cuenta con este pequeño episodio como nuestra sociedad se va degenerando, simplemente porque los responsables de este círculo vicioso, hablo en este caso de los padres de familia, el Estado, los maestros, los profesionales en fin “nosotros” señores, nosotros que permitimos llamar arte a irreproducibles estribillos desacompasados, nosotros que permitimos que nuestros valores sean minados con drogas extranjeras que solo sirven para mantenernos fuera de la realidad. Que diferencia con un buen bolero de los Panchos, una salsa de Blades, un merengue de Juan Luis Guerra, un valsecito del Zambo Cavero o un Reggae de Bob Marley.

Es por eso que dejamos que cualquier hijo de vecino se presente para la magistratura más alta de la República, gente que ha delinquido por doquier y que siempre ha vivido de la politiquería, que por su poder económico ante encuestadoras ambiciosas estén arriba; o personas incapaces sin planes programáticos y seguidores de historias ancestrales desagradables pasadas. De los veinticuatro (24) candidatos a la presidencia son pocos los que podrían lucir la banda presidencial con decencia, capacidad y honorabilidad. Pero que lastima señores que estos no son ni tomados en cuenta por los diversos medios de comunicación y encuesta. Tenemos que meditar mucho y pensar en una justicia educativa, social y económica; en una verdadera Justicia Nacional.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Concuerdo con su observación, son muy ciertas sus palabras. Es tan supremamente difícil asumir con valentía la batalla del día a día con los medios de comunicación en todos sus especímenes y su influencia en nuestros hogares, que me pregunto si podré salvar de algún modo la parte que me corresponde como ser humano para cambiar un mínimo la realidad latente de un mundo que se descompone cada día más.

8 de noviembre de 2013, 6:43 a. m.  

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