jueves, abril 26

LA OPERACIÓN TÁBANO


En muy pocas ocasiones, la lectura de algún escrito satisface positivamente en cuanto al papel del agente de cambio en el desarrollo de los pueblos. Precisamente, la obra “La Operación Tábano”, de Antonio Andaluz Westreicher, natural de Villa Rica – Oxapampa – Pasco, contribuye al proceso de conversación sobre nuestros errores y omisiones en la faena del desarrollo de los pueblos.
El Tábano es un moscardón que mantiene despiertos y activos a todos los animales del corral, aguijoneándolos con su potente estilete. Es un activador por excelencia. Sócrates dijo que a él lo habían condenado a muerte por haber sido el tábano que había despertado a ese caballo dormido que era Atenas. Ésta fue la inspiración que como metáfora se ha bautizado a dicha obra, que es más que nada una filosofía del desarrollo de base y un estilo de trabajo que concibe a los desarrolladores (persona que trabaja por el desarrollo de las comunidades), como tábanos. Desde luego el corral es la historia, y es así que el tábano está en el corral para activar, no para destruir como la mosca en el oído, ni para aletargar como la mosca del sueño, si el desarrollador puede evitar que la gente cometa insensateces, ya habrá hecho la mitad de su trabajo. Podemos apreciar ciertos principios esenciales como, el principio de historicidad del desarrollo, el de lucidez y del efecto multiplicador de los actos y acciones de desarrollo; lograr lo máximo utilizando lo mínimo.
Resumiendo tan importante conversación, podemos afirmar que las tan mentadas “ideas fuerza” constituyen una novedad negativa, pues nada ha hecho más daño al desarrollo que el fetichismo de la novedad, pues podrían denominarse “el sentido común como doctrina de desarrollo”, pero sabemos que “el sentido común es el menos común de los sentidos” y es extremadamente cierto y vigente en el mundo del desarrollo. Existen obstáculos que, no sólo hacen tropezar la marcha hacia el desarrollo, sino que inclusive impiden su partida.
La clave para el desarrollo de nuestros pueblos es un recurso inmaterial, gratuito y ampliamente disponible para todos: la voluntad de forjar una cultura de la veracidad que reemplace al acto mentiroso como célula ética de nuestras sociedades; el primer obstáculo, como vemos, sigue siendo la general insinceridad o falta de honradez de la clase política y de la clase académica, cuando no de la propia clase religiosa, desde luego que hay generosas excepciones. Pero, existen muchas familias pobres pero con una elemental moralidad y que se mantienen como humildes chacareros que se comen su hambre y visten sus harapos, pero no dan su brazo a torcer a las presiones del sistema de vasallaje desembozado que practican las dirigencias encubiertas con el manto de sindicatos y movimientos campesinos tan férreamente regimentistas como los peores señores feudales de su momento. La principal revolución que necesitamos en las teorias del desarrollo es que comencemos a llamar “al pan pan y al vino vino”. Entonces el tren del desarrollo empezará a marchar. Esto es, cuando al demagogo se le llame demagogo y no político, al corrupto, corrupto, y no funcionario público(cuando se dé el caso), pero también al delincuente, delincuente, y no pobre, y al ocioso que desecha ofertas laborales que, para empezar, no le vengan con sueldo de gerente, le llamen ocioso, y no marginado.
Hay insinceridad en todo proceder demagógico y en toda adulación mendaz del pueblo, o en seguirle la corriente porque es el pueblo; hay insinceridad cuando nos pretendemos Estado de Derecho e institucionalidad republicana, y los hemos casi disuelto en la cotidiana tropelía anarquizante, que confunde por completo mecanismos de participación ciudadana y control social, con instancias de gobierno, haciendo del colectivo nacional un organismo sedicioso que día a día sólo se desintegra a si mismo, se denigra como comunidad civilizada y se anula por mano propia toda vía posible hacia el superior destino.
Concluyo diciendo que es natural que unos sean asalariados porque no sirven para empresarios ni quieren serlo, otros campesinos porque no sirven para “artistas” sociales, y otros gobernados porque no nacieron para líderes ni les interesa ser lideres, como son muchos los que se conforman de feligreses y pocos los que aspiran a curas, esto justamente porque no queremos ser tábanos o ser picados por el tábano del desarrollo personal.

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