miércoles, mayo 30

OLIGOCRACIA, AUTOCRACIA,... Y, ¿LA DEMOCRACIA?

Metido en mis confusiones, dudas e ignorancias, en el ir y devenir actual de las elecciones, proceso tan peruano, tan populachero y plagado de peroratas y rechiflas, trato de buscar una salida para librarme de tanta palabrería electorera; reflexiono un momento y me encuentro con una y mil palabras desconocidas, estoy seguro que alguien trata de enloquecerme: “oligarquia”, busco mi SOPENA que dice -del griego oligarkhía, y este de olígoi (pocos) y árkho (gobierno), en otras palabras significa “el gobierno de pocos” o, mejor dicho el grupo minoritario de personas, generalmente con gran poder e influencia, que dirige y controla una nación; luego escucho en la TV: “anarquía” y, nuevamente mi pequeño diccionario me da la respuesta-“an” (sin) y “arquía” (gobierno), quiere decir un gobierno sin jefe; “autocracia” del griego autokráteia, y este de autós (mismo) y kratéo (yo domino), que en términos claros es: el sistema de gobierno en el que una sola persona ejerce el poder sin limitación de autoridad...., ante una avalancha de palabras raras que casi no puedo retener ni copiar me da tanta alegría de tener a alguien tan pequeño y sabio entre mis manos; me siento todopoderoso y decido probar suerte como un “demagogo insensato mas”, entonces empiezo; haber si me sale:
“...Hoy hablaré de los oligarcas, anarquistas, autócratas y demócratas que se sucedieron uno a uno en el poder; pero no sé por quien empezar, todos esos años están jalonados por seudo demócratas, por Sánchez Cerro, el de la zoocracia y el canibalismo, que valiéndose de las masas y las damas de la Parada quiso imponer autoridad; por Benavides, inclemente en el acosamiento de sus opositores, que lo enfrentaban y afrentaban desde las catacumbas de Incahuasi sin más armas que un mimeógrafo, panfletos y simbólicas molotov, siempre queriendo sorprender con dadivas al Seguro Social; por Prado, frívolo, bancócrata, último virrey y ficticio demócrata; por José Luis Bustamante y Rivero, comodatario del poder que olvidó quién era el dómine o maestro, pese a su sagacidad jurídica; por Odría, taciturno tiranuelo manipulado por una oligarquía arcaizante y vesánica, amparado en sus obras públicas y la participación de los trabajadores; por Fernando Belaunde, que pese a su pureza personal, resultó electo por coacción y no por acción en franca inteligencia con el militarismo, el que hablando de antiimperialismo era vociferante en público y obsecuente en privado, quien expoliaba El Comercio, aunque fuese sólo para parecer miroquesadino político sin los Miroquesada; por Velasco, la figura más negra del aquelarre castrense, repetidor incruento del sacrificio del Perú; Morales Bermúdez, hamletiano personaje, ubicuo, indeciso, católico pero seguidor de la herejía maniquea, castigado a borrar con los pies lo que hace con la mano; Alan García, rubicundo embelesador de masas con su infinita verborrea, continuista del desastre económico y político; Fujimori, que pese a haber estabilizado la economía y haber erradicado el terrorismo, fue el destrozador de la institucionalidad republicana en virtud del voto de la oclocracia (abuso que se instala en el gobierno); y Toledo, un aventurero que fingió de apóstol, un tanto mentirosillo, tirando a nepotista, que tuvo que continuar la receta económica heredada para no parecer irresponsable, olvidadizo sempiterno de promesas electoreras...”
Casi, casi un circo político con personajes de celebridad etérea, de locuacidad hasta el hartazgo, pero de poquísima o casi nula consecuencia con la demócracia..., “demo” pueblo, “cracia” poder.

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